sábado, 11 de agosto de 2012

AMOR OLIMPICO


Romances olímpicos tormentosos: la atleta que sedujo a Hitler

La intriga de saber quiénes serán los acreedores de las medallas de oro en los juegos olímpicos no es la única emoción que se vive cada cuatro años, pues el amor también se hace presente; aquí algunas historias

Aunque el principal objetivo de las justas olímpicas es demostrar quién obtiene las mejores marcas en las distintas disciplinas, es inevitable que más allá del esfuerzo, las medallas, las derrotas e incluso las lesiones, también surjan historias románticas, pues el amor se encuentra en todos lados.

Algunas relaciones amorosas que surgen a raíz de los juegos olímpicos se han dado a conocer y muchas otras permanecen en el anonimato, pues se tratan de historias de gente común que no se encuentra bajo el reflector y el lente de los medios.

Pero cuando se trata del corazón de gente famosa, la información sobre su vida sentimental se convierte del interés público. Con información de los sitios diario16.pe y xn--elcaero-7za.com, te presentamos historias de amores olímpicos.

Adolf Hitler y Helen Stephens. El Führer no pudo resistirse ante los encantos de la campeona olímpica estadounidense de 100 metros de los juegos de Berlín 1936, pues la invitó a su palco.

Hitler fue directo y manifestó su admiración mientras acariciaba con una mano el trasero de la deportista diciéndole: "Usted tiene el verdadero tipo ario. Debería correr para Alemania", así lo relató la atleta.

Después de un abrazo el cual Helen calificó como "masaje", el líder nazi la invitó a pasar un fin de semana con él en Berchtesgaden. Stephens rechazó educadamente la invitación. Posteriormente abandonó el atletismo y se dedicó a practicar el basketball y el softball.


Emil Zatopek y la hija del coronel. Cuando Zatopek partió a hacer su servicio militar en el año 1945, sus historial como atleta le sirvió para ser el "niño consentido" del regimiento. Fue así como conoció a Dana Ingrova, hija de su coronel.

Fue en sus segundos Juegos Olímpicos, cuando Emil ganó entre otras pruebas, la de 5 mil metros, en Helsinki, en la cual ganó el oro. Dana también fue una de las atletas de ese año, participando en la prueba de jabalina, para la cual utilizó la medalla de oro de Emil como amuleto, lo que parece que dio resultado porque el lanzamiento de Dana fue de 50.47 metros, un récord olímpico, haciéndose acreedora también de la medalla de oro.

La pareja permaneció unida hasta el 2000 que falleció Emil, también conocido como la "locomotora checa".

Vera Caslavska y Josef Odlozil. En los juegos olímpicos mexicanos de 1968, la gimnasta checoslovaca, Vera Caslavska, campeona olímpica de Tokio, obtuvo cuatro medallas de oro y pudo estrechar la mano de quien era el dueño de sus pensamientos y subcampeón olímpico de mil 500 metros en 1964, Josef Odlozil, a quien había conocido cuatro años antes.

Al día siguiente de las finales por aparatos, se casaron en México. Cuatro medallas de oro, dos de plata y un marido, fue el balance total de Vera, aunque la historia de amor terminó con su divorcio en 1987. La historia de Odlozil no fue mejor, pues murió en 1993 tras haber tenido una riña con su hijo Martin.

Roland Matthes y Kornelia Ender. El nadador alemán-oriental, Roland Matthes, logró sus primeros triunfos olímpicos en 100 y 200 metros de espalda, en la edición de México '68, cuando Kornelia Ender sólo contaba con nueve años de edad.

Fue ocho años más tarde, en los juegos de Montreal, cuando Matthes obtuvo una medalla de bronce y Ender obtuvo cinco medallas, cuatro de ellas de oro. En ese entonces la nadadora reveló haberse comprometido con Matthes dos meses antes de las justas, por lo que se casaron en 1978. Ambos campeones olímpicos, quienes entre los dos establecieron 41 récords mundiales, terminaron su relación con un divorcio para la olimpiada siguiente, en 1982.


Iñaki Urdangarín y la Infanta Cristina. La participación en los Juegos Olímpicos de 1996 del balonmanista vasco, Iñaki Urdangarín, le otorgó no sólo la medalla de bronce en su disciplina con la selección española, sino que además conquistó el corazón de una de las mujeres más importantes de España, la infanta Cristina, hija del rey Juan Carlos.

La pareja contrajo nupcias en Barcelona, un año después de las justas olímpicas. El amor se dio gracias a que el portero de la selección de waterpolo, Jesús Rollán, presentó a la pareja, la cual mostró gran pasión por el deporte, pues Iñaki volvió a ganar la medalla de bronce con España en las olimpiadas de Sidney 2000 y la infanta Cristina fue suplente del equipo español en Vela de la categoría 470 en los juegos de Seúl 1988. Actualmente y desde finales de 2011, la pareja es protagonista de un escándalo por la imputación de Urdangarín en un caso de corrupción.

Roger Federer y Mirka Vavrinec. Él es considerado por muchos el mejor tenista de la historia, ella también es tenista. Se conocieron durante los Juegos Olímpicos de Sidney, Australia. Federer, de origen suizo, ya era un nombre conocido del circuito ATP, pese a no haber llegado aún al primer lugar; por otro lado, el mejor ranking de la también suiza, pero de origen eslovaco, Mirka, fue el 76º lugar en septiembre de 2001. 

La pareja llegó a jugar en dobles mixtos y desde la retirada de Mirka es común verla en las gradas de los estadios siguiendo los partidos de su esposo y padre de sus gemelas Myla Rose y Charlene Riva.

Marion Jones y Cottrell J. Hunter. Esta es una historia de amor y dopaje, pues sin duda una de las imágenes más fuertes de los juegos de Sidney 2000, fue la de Marion al lado de Hunter mientras éste, su esposo, con lágrimas en los ojos respondía los cuestionamientos de la prensa tras haber sido hallado culpable de dopaje a la nandrolona.

Marion, quien era la nueva campeona olímpica de 100 metros publicó un comunicado en el que declaraba su apoyo y respeto total al hombre con quien se había casado dos años antes, sin embargo, menos de un año después de Sidney, ella anunció que se separaba del lanzador de bala.

Cuando todos creyeron que ahí acabaría la historia, Hunter acusó a la velocista de haberse dopado a pocos meses de los Juegos de Atenas y Marion terminó admitiéndolo años después, perdiendo así sus medallas e incluso pasando unos meses en la cárcel por perjurio.

Matthew Mitcham y Lachlan Fletcher. La aceptación progresiva de la diversidad sexual en nuestros días, tuvo un efecto positivo para el joven clavadista australiano Matthew Mitcham, pues se convirtió en un símbolo de gran popularidad durante los juegos de Pekín 2008.

Tras haber hecho la participación que le diera la medalla de oro, Mitcham, quien había declarado su homosexualidad de manera abierta, celebró su éxito con su madre y su novio, Lachlan Fletcher, a quien le dio un beso. La imagen dio la vuelta al mundo aunque llegó a ser censurada en algunos países.

A su regreso a Australia, la pareja contó con una gran atención mediática, protagonizando portadas y presentándose a varias entrevistas en televisión.

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