La
anorgasmia: cuando el placer nos esquiva
No todas las personas tienen el
deseo y el placer sexual disponible, al alcance de sus posibilidades. A veces,
aparecen barreras, problemas, que pueden tener diferentes orígenes. Cuáles son
las causas y qué podemos hacer.
Aclaremos un poco... La respuesta
sexual humana está constituida por diferentes fases o etapas que se relacionan
entre sí. Estas fases son iguales tanto para el hombre como para la mujer, con
sus diferencias fisiológicas y anatómicas.
Estas son: la fase del deseo, la
fase de excitación, la meseta, el orgasmo y la fase de resolución. Pues bien:
tanto en los varones como en las mujeres pueden surgir dificultades en alguna
de estas etapas. A estas dificultades se las llama disfunciones sexuales.
Éstas pueden ser situacionales
(frente a alguna situación particular, por ejemplo un duelo), momentáneas (por
un breve tiempo, menos de 6 meses) o de larga data.
El malestar y el sufrimiento que
causan las disfunciones sexuales se acrecientan con el paso del tiempo. El
silencio, el temor a preguntar y los prejuicios impiden muchas veces realizar
la consulta con el o la especialista.
¿Cuáles son las disfunciones
sexuales más frecuentes en las mujeres?
Algunas de ellas son: el deseo
sexual inhibido (falta o disminución del deseo sexual), la excitación sexual
inhibida (dificultad para excitarse), la anorgasmia (dificultad para alcanzar
la etapa del orgasmo o carencia absoluta de dicha fase), la dispareunia (dolor
coital, en la penetración y durante el coito), el vaginismo (contracción
involuntaria de las paredes de la vagina que impiden la penetración), etc.
A veces se presentan más de una
dificultad a la vez o una ellas origina otra disfunción. Por ejemplo, frente al
dolor coital (dispareunia) no sería extraño que la mujer no sienta deseos de
tener relaciones sexuales con coito y por lo tanto, tampoco logre un orgasmo
con penetración.
La anorgasmia
En el caso de la anorgasmia, sólo
el 5% está asociado a causas físicas, es decir que el 95% se debe a causas
psicológicas, educacionales y sociales. Las causas más frecuentes pueden ser:
la enseñanza que la persona recibió sobre la sexualidad en general, la
presencia de tabúes, miedos y prejuicios adquiridos, el desconocimiento del
propio cuerpo, las creencias culturales, religiosas y sociales de cada persona,
el haber sufrido un hecho traumático de índole sexual, etc.
Muchas veces llegan a la consulta
mujeres que creen que nunca han logrado un orgasmo. Luego de una exhaustiva
entrevista muchas veces descubrimos que en realidad su capacidad orgásmica está
intacta pero la manera en que es estimulada por su pareja o cómo llevan
adelante la relación sexual, no le permite alcanzar el orgasmo.
Aquí la falta de diálogo con la
pareja es el primer obstáculo. Muchas mujeres creen que si le piden algo a sus
parejas varones, ellos las van a "mirar raro" o van a pensar que
tienen mucha experiencia sexual o que ellos no las satisfacen. Sosteniendo
roles estereotipados, tanto varones como mujeres pierden la posibilidad de
enriquecer la relación sexual y conocerse profunda e íntimamente fortaleciendo
así el vínculo amoroso.
Muchas mujeres y varones creen
que el orgasmo debe lograrse sólo con la penetración sin saber que para la
mujer la manera más directa y sencilla es a través de la estimulación del
clítoris. No existen orgasmos de primera y de segunda. El clítoris se estimula
directamente (frotando con los dedos, con el pene, con la boca o con algún
objeto) y también de manera indirecta durante la penetración. La red nerviosa
del clítoris está presente cuando la estimulación que se realiza dentro de la
vagina durante la penetración y decodifica esos estímulos desencadenando el
orgasmo. Por lo tanto, la posibilidad de alcanzar el orgasmo puede ser con
penetración (estimulación indirecta) o con estimulación directa del clítoris
(estimulación directa o roce del clítoris durante la penetración). Los juegos
sexuales, la previa, las caricias, la exploración de todo el cuerpo sin temores
y sin tabúes, facilitan tanto la excitación como la generación del orgasmo.
Cabe aclarar que tanto varones
como mujeres tienen sus propios ritmos y tiempos para excitarse y llegar a cada
etapa. Las mujeres necesitan no sólo de más tiempo para ser estimuladas sino
que esa estimulación debe ajustarse a sus gustos. Muchas no conocen esos gustos
porque jamás se han autoestimulado (masturbado) o no se han permitido
desarrollar y compartir sus fantasías y deseos con sus parejas. Por vergüenza,
represión o por creer que la masturbación es una práctica perversa, jamás lo
han hecho y por lo tanto no conocen profundamente sus ritmos, sus cuerpos y la
forma en que desean ser estimuladas. La estimulación directa del clítoris en
las mujeres es la manera más directa para alcanzar el orgasmo. ¡Qué paradoja!
Las mujeres pueden alcanzar varios orgasmos en una misma relación sexual, cosa
que el hombre no puede lograr por diferencias fisiológicas, y a pesar de ello,
las mujeres tienen dificultades para alcanzar el primer orgasmo.
¿Qué hacer si sufro una
disfunción sexual?
Los factores psicológicos en las
disfunciones sexuales pueden ser tan variados como las personas que los
padecen. Como decía anteriormente, las causas pueden tener su origen en la
educación recibida, las experiencias emocionales y vinculares vividas
fundamentalmente en el grupo familiar primario y luego en los grupos
secundarios (proceso de socialización), los tabúes y miedos en relación a lo
sexual, el desconocimiento de un adecuado y efectivo método anticonceptivo, el
temor a contagiarse una infección de transmisión sexual o a quedar embarazada
sin desearlo, las vivencias traumáticas sufridas, una relación de pareja
conflictiva, parejas con roles estereotipados en cuanto al ser mujer y ser
varón, etc.
En todos estos casos el
ocultamiento, la vergüenza y hasta la resignación sólo colaborarán en agudizar
las dificultades y en acrecentar el sufrimiento emocional que esto implica. El
camino para comenzar a solucionar los problemas empieza por la aceptación de
los mismos y sigue con la consulta a tiempo con un/a profesional idóneo/a y de
nuestra confianza.
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