La idea fija de los hombres
¿Por qué siempre piden lo mismo?
¿A las mujeres noles gusta? ¿O no se animan a intentarlo? Mitos o ideas
preconcebidas que privan a la pareja de beneficios eróticos.
Si el sexo genital tuvo que
liberarse de la carga de la procreación para encontrar lugar en el placer por
el placer mismo, el sexo anal está luchando por el suyo, sin prejuicios ni
censuras. Y bien que vale la pena.
“Mi novio quiere y yo no quiero,
tiene la idea fija”, escucho decir a una joven. Este comentario aparenta ser
una diferencia de gustos sexuales, pero encubre preconceptos ligados a pautas
de género. El hombre gozará más del acto cuando se ofrece con alguna
resistencia, y esto es lo que ocurre. Vencer la intransigencia de su compañera
primero y del esfínter después es una doble ganancia para su virilidad. La
elección de esta práctica se convierte entonces en un refuerzo para el macho.
Un logro para la fuerza, la jactancia y el vigor, todos atributos de
dominación.
En la mujer ocurre lo contrario,
despierta sentimientos de humillación, de ser sometida por el hombre. Teme ser
el objeto sumiso, pasible de ser dominada. Muchas se reprochan haberlo
entregado sin convencimiento. Se sienten avergonzadas, “sucias”, que no tienen
pudor ni amor propio.
El placer del sexo se convierte
entonces en un referente de dominación y sumisión, como si aún las antiguas
pautas de género, aquellas que sumían a las parejas a roles fijos, siguieran en
plena vigencia.
Estamos hablando de una zona
erógena, que tiene la inervación suficiente para provocar infinidad de
sensaciones placenteras. En el hombre, la región prostática que linda con el
recto es una fuente de un placer intenso. Las parejas deberían dejar de lado
los preconceptos y entregarse al goce que este tipo de sexo ofrece.
Algunos consejos:
* Los juegos previos son
fundamentales, se debe conseguir un buen nivel de excitación.
* La higiene previa ayuda a
despejar ideas de “suciedad” o de “inconvenientes “en el encuentro.
* Conseguir una buena relajación
y usar lubricantes al agua.
* Llegar a la zona gradualmente.
Jamás se debe abordar con fuerza o a “lo bruto”. Hay que ser cuidadosos.
* La estimulación en la parte
inferior favorece la relajación.
* Alternar las poses. Las de
espaldas al hombre pueden disgustar a algunas mujeres. Una recomendable es “de
costado”, como haciendo “cucharita”. Ayuda a relajarse, despierta ternura y
favorece la estimulación.
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